Realizados hacia 1943 durante un período de reclusión en un
asilo en las afueras de Paris, Fautrier refleja el estado de animo de gran
parte de la resistencia cautiva bajo el yugo del nazismo en Francia. Son cabezas y torsos muy esquemáticos de rica
factura matérica y finas capas de color que denotan encierro y opresión; por
ese entonces el artista vivía uno de sus momentos más críticos a la vez que habría
las puertas hacia lo que en Francia se conoció como art informel, donde objetos
o formas deliberadamente simplificadas competían con la naturaleza táctil de
los materiales.
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