Le tocó “en suerte” ser el hermano mayor de una de las
figuras más importantes de la pintura del siglo XX, el gran pintor
polaco-francés Balthus.
Al igual que su hermano, tocó temas tabúes aunque de una
manera mucho más desvergonzada, lejos de las almibaradas visiones en clave de
reinterpretación del imaginario de Alicia, se nutrió de fuentes literarias como
el marques de Sade o Georges Bataille.
En efecto, sus dibujos en gran formato a lápiz color destilan
un imaginario de fantasía sadomasoquista alterando el orden de lo cotidiano y dando
a estas sofisticadas interpretaciones de la sexualidad un carácter
delicadamente subversivo, dado el entorno nobiliario al que pertenecía el
artista.
En la
Argentina es imposible encontrar libros sobre su obra, hay
que viajar, no queda otra.
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