Georg
Baselitz, artista alemán nacido como Hans Georg Kern en Deutschbaselitz,
Sajonia en 1938, es otro de los pintores que alcanzó atención
popular gracias a un escándalo. La exhibición de uno de sus cuadros, “la gran noche
frustrada bajo el desague” le valió la censura de las autoridades que, después
de una intervención judicial, finalmente
confiscaron la obra. La imagen de un niño desfigurado, con una cabeza y un pene
enorme, en actitud onanista, parecía superar todo límite permitido aunque, como
se comprobó mucho tiempo después, el cuadro intentaba disparar múltiples
interrogantes acerca de la sociedad de su época y sus resabios históricos.
Si bien es
cierto que el mismo Baselitz renegó más adelante de este tipo de obras,
calificándolas de “pubescentes”, sus trabajos posteriores declinaron el
carácter potente y agresivo de los primeros, enfocándose en aspectos
conceptuales y formales, devolviendo al espectador al origen mismo de la
pintura.
A
Baselitz se lo ubica dentro de un grupo
de artistas alemanes conocidos como NeoFauves, los cuáles, aunque vinculados en
alguna medida a sus antepasados parientes, los primeros expresionistas, agregaron
a las intenciones algo formalistas de aquellos una serie de cuestionamientos
históricos, en particular al pasado reciente de Alemania. Este último aspecto
sería decisivo en la obra de algunos de sus colegas más jóvenes como Anselm Kiefer
o Georg Immendorf.
Otro
aspecto a destacar de este artista es la
intencionada tosquedad de sus telas, que lo acerca a algunas manifestaciones del
art brut, y sus ya por entonces conocidos experimentos que consistían en
invertir la tela, poniéndola cabeza abajo, lo cual obligaba al espectador a
posicionarse en una grado 0 de la pintura, acentuando aspectos formales y
compositivos de la obra en detrimento de su contenido.
A mi
parecer, una de sus series más impactantes, “Rebeldes”, refleja el período de
transición en la obra de Baselitz y acentúa el aspecto icónico de la propuesta.
Figuras monumentales, con ropas raídas, heridas profundas con la impronta de la
pincelada más brutal, sobre fondos oscuros, evocan el escenario de la ausencia y acentúan la
soledad de la imagen; la del propio Baselitz quizás, y de quienes lo siguieron
en su cruzada pictórica, revolviendo tabúes, penetrando en el alma más compleja
de la sociedad alemana.
muy bueno lo de Baselitz, Horacio. Busqué en Internet y sólo encontré la obra del "escándalo" en una página, pero logré verla y ver otras cosas. Estos pequeños artículos de tu blog son bastante útiles para revisar obras no tan visitadas. Ah, y sigo con atención tus otras experiencias, lo último, las series de fotografías.
ResponderEliminarGermán.
Es bueno rescatar a este tipo de artistas porque platean interrogantes, históricos políticos, personales; lejos de la visión puramente decorativa de gran parte del arte que se hace por estos días...
ResponderEliminarUn abrazo Germán!!!