El más polémico, además del más completo e interesante de la cofradía de los artistas de acción vieneses, artista gráfico y dibujante bastante ambicioso, fueron sus violentas performances las que le dieron fama universal.
Menos propenso a la desmesura visual en forma de sangre y vísceras de su compañero Hermann Nitch y sin el aliento autodestructivo Rudolf Schwarzkogler, utilizó su propio cuerpo como soporte percutor de ideas en forma de conceptos e interrogantes, históricos, políticos, sociales, en el marco de un clima social todavía sensible a las heridas del fascismo.
Decididamente antirromántica, la obra de Brus no debe ser vista, pese a la singularidad y contundencia de su propuesta, como un fenómeno aislado en el contexto del arte germano, tan propenso a la representación del cuerpo humano como una forma de “pathos” muy particular. No deja de ser, sin embargo, al ojo del espectador común, incluso al crítico especializado, un cuerpo extraño en la historia del arte, destinado a desafiar límites permitidos y espacios sacralizados de poder, circunstancia que, a raíz de los incidentes en las Jornadas Arte y revolución de la Universidad de Viena, derivó en el arresto de Brus y su posterior destierro a Berlín.
Tampoco es conveniente, dada la cantidad de referencias en cada una de sus puestas, que por otra parte exigían del espectador un esfuerzo intelectual y emocional poco habitual, catalogar la obra de una manera u otra, mucho menos asignarle un rótulo particular, lo que llevaría a posteriores confusiones.
La obra de Brus no sólo se conecta con su pasado histórico, reciente y no tanto, sino que sus esquirlas hincan en la carne en muchas de las manifestaciones de los años subsiguientes por ejemplo el cine explotación de los setenta, el gore y hasta el cine de terror fantástico. Las masacres de los cenobitas en la película Hellraiser le deben mucho a la imaginería visual de Gunther Brus.
Pese a no ser un admirador profundo de los Artistas de Acción Vieneses, la obra de Brus, a mi parecer, debe ser reconsiderada.
Pese a no ser un admirador profundo de los Artistas de Acción Vieneses, la obra de Brus, a mi parecer, debe ser reconsiderada.
Muy impactante, Horacio. No conocía a este artista-performer ni a los artistas de acción, pero es claramente perturbador (vi que hay otras performance en Internet, siempre con el cuerpo en primer plano). Tu texto orienta muy bien.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Germán; de eso se trata, después de todo. De orientar al menos, cuando uno no domina el oficio de la escritura ni es un aguzado en cuestiones intelectuales.
ResponderEliminarNo hay mucha información en internet acerca de los artistas de acción vieneses(poco y nada); al menos este tipo de material rescata algo del espíritu del grupo, cuyo efecto debería ser, en estos tiempos que corren, el despertar mentes dormidas, anestesiadas...
Un abrazo, amigo, el cariño de siempre.