Bleeker Street es de esas calles que nunca me cansaba de caminar. Ferias increíbles, negocios de curiosidades, librerías, licorerías, anticuarios, toda clase de atracciones para bohemios curiosos, ratas de librería y borrachos empedernidos, además de hermosos barcitos y restaurantes definen la fisonomía de este "microcosmos" obligado en la Gran Manzana, ideal para los beneficiados que andábamos entre West Village y Greenwich Village.
Una de esas tardes volvíamos de una caminata con mi hermano y su mujer, cuando en el camino nos sorprendió un grupo de jovencitas en vestidos rosa lila que, a lo largo de la calle, en una suerte de paso marcial, cargaban en sus manos unas tortitas y repetían una extraña coreografía en la periferia del local "Magnolia", que hoy ofrece a los americanos un nuevo y delicioso vicio conocido como "cupcakes".
Bueno..., se trataba, nada más ni nada menos que una performance localizada de la coreógrafa Sue Hogan, que pretendía ironizar acerca de los cambios que sufren los tradicionales barrios de Nueva York, cuando caen en la mira de los "trendies" que apuntan a crear espacios de poder en el gusto y las costumbres del americano medio.
En este caso, la víctima era "Magnolia", un lugar de venta de tortitas de crema, que se ha convertido en una verdadero suceso comercial en los Estados Unidos.
La coreografia estaba mechada cada un tiempo determinado por una serie de diatribas, una de estas en su remate, profería "God Bless Magnolia and the famous Bleeker Street", emulando el tradicional postulado "God Bless America".
Un detalle divertido de esta anecdota fue comprobar que el último integrante en la fila de este colectivo conocido como "Unison Fetish" era un hombre, lo que acrecentaba el grado de locura y parodia. Imperdible!!!
Interesante y divertido (y otra vez bien narrado). En Buenos Aires hubo hace poco un festival de performances e intervenciones urbanas (el que se comenta en la nota que te mandé antes, donde hay una foto mía), en la que hubo un par de experiencias emparentadas con lo que contás, aunque en ese caso se trabajaba con elementos del situacionismo francés.
ResponderEliminarGracias amigo, me hubiese encantado vivir una de estas experiencias situacionistas en Buenos Aires; por lo que pude deducir del articulo que me mandaste, esta construcción de situaciones pone al espectador-viajero a las puertas de un mundo facinante y resignificado, siempre inesperado.. La intrusión en determinados ambientes sacralizados y la elección de los recorridos por lugares que guardan una memoria historica, nos hablan de la necesidad de reinventar nuestra experiencia, nos ayudan pensar...Abrazos y sigamos en este viaje!!!
ResponderEliminar