HENRI MATISSE

 Tengo que confesarlo, me encontré accidentalmente con la muestra de Henri Matisse en el MOMA. Y son esos accidentes afortunados, que nos ponen de cara con la grandeza de la creación... No está demás decir (sin ánimo de apelar a clichés), que me encontré con uno de los artistas más extraordinarios que jamas había visto. Linea fundacional de la pintura moderna (junto con Cezánne), contracara de aquella otra iniciada por Van Gogh o Edvard Munch, que apelaba a experiencias más directas, traducción de la naturaleza a través del significado de la angustia (angst).

Artista reflexivo y radical (y esta muestra da cuenta de ello), Matisse parece inmerso en el misterio de la creación. Puede verse como un bárbaro en muchas de sus obras, pero el tipo era un obsesivo de los procesos creativos, por lo tanto el abordaje de sus obras, para completar su significado, debe ser racional. A este respecto, su libro "Reflexiones sobre el Arte", nos ayuda a comprender a un artista en su lucha diaria por defender las causas de la forma y el color.

La muestra, ejemplo de curaduría del primer mundo, no sólo exhibe la producción pictórica de Matisse durante un período determinado, sino que nos ayuda a entender como fueron esos procesos creativos que dieron origen a las obras más significativas...

Tan grande fue su legado, y esta muestra da cuenta de ello, que Matisse parece haber anticipado las fantasías cubistas de Picasso o Braque. Otro aspecto a destacar es el tamaño monumental de muchas de sus telas,  rasgo determinante de muchas de las generaciones venideras, y que se ha perpetuado hasta nuestros días. 

Colores y formas, conviven en esta danza que nos devuelve emociones originarias como la alegria de vivir, el rictus mágico de la naturaleza implacable pero siempre bella...